MEMORIAS: ¿Quién soy yo? No eres lo que logras… eres lo que superas
febrero 15, 2022Este tema lo escuche recientemente en un podcast de la voz de un conferencista que retaba hacernos esta pregunta ¿Quién soy yo? Juntos descubramos en este escrito la repuesta a una pregunta simple y a la vez muy llena de complejidades; porque los seres humanos somos así, seres tridimensionales con alma, cuerpo y espíritu, donde cada dimensión es un campo sin límites el cual a lo largo de nuestra existencia vamos dando forma cada área de nuestra vida con nuestros recuerdos, las experiencias, las emociones y experiencias de fé; esas áreas que conforman nuestra existencia se relacionan entre si y es importante que exista un equilibrio entre cada una porque esto reflejará lo que somos, la manera en la que abordamos los retos, de ver el mundo y de relacionarnos, todo esto responde a la pregunta ¿Quién soy?.
Muchos de nosotros hemos crecido con
la retórica de lo que nos exige la actual sociedad, de “ser alguien en la
vida”; esta expresión es muy familiar en el ambiente donde crecí, mi familia me
decía: hay que estudiar para ser alguien
en la vida; como también me decían: no
te dejo riquezas o dinero porque la mejor herencia es que estudies y seas
alguien en la vida. Quiero aclarar que no estoy en contra del estudio,
todo lo contrario, pienso que es la clave del desarrollo de las tres áreas de
nuestra existencia, es precisamente el saber lo que nos da las bases necesarias
para establecer el equilibrio en nuestras vidas; lo que si estoy convencido es
que estaba mal enfocado o contextualizado el decir que el estudio nos hace alguien en la vida, este es un
gran error con el que muchos crecimos y por ello nos hemos llegado a sentir frustrados,
porque si no estudiábamos alguna carrera exitosa no lograríamos ser alguien en
la vida.
Esta expresión retumbó en mi durante muchos años y me generaba
angustia cuando pensaba que debía ser alguien en la vida, ¡tengo que ser alguien en la vida! –pensaba- qué equivocado estaba. Mis preocupaciones me
llevaban quizás a un camino de frustraciones e incertidumbre, cometí muchos
errores yendo en esa dirección de ser ese alguien; si sumamos también que crecí
en un entorno donde era alguien si tenías apellido, o eras el hijo de… o si tu
familia tenía posición, -crecía con otro gran error en mi vida- que para ser
alguien hay que ser exitoso y tener riquezas materiales. Pensaba también equivocadamente
que esa manera de proceder era solo de Latinoamérica, pero la realidad es que
tan bien se vive en Europa, Asia y con mayor razón en Norteamérica, porque
gracias de la competitividad y el crecimiento económico nos obliga a un
desarrollo social de inmediatez, consumo sin escrúpulos, impulsados por las
metas y a lo superficial; esta situación nos lleva a pensar deliberadamente que
la prioridad es tener dinero y asegurar su existencia con el acceso a las
comodidades y a las oportunidades que ello facilita. Esto que quiero decir lo
vemos en un ejemplo real a través de las redes sociales, donde las personas que
se dedican a crear contenido digital, se basan en lo estético; las emociones,
la facilidad de tener y ser glorificando lo banal. Ahora parece que no es tan
importante tener un título profesional o incluso llevar el apellido de tu
familia, sino cuantos seguidores tienes y qué influencias o tan viral eres: si
no eres tendencia no eres nadie, estas por fuera, pero veo con preocupación, sobre
todo en los más jóvenes, que ese estilo de vida y esa “facilidad de tener y ser”
los conduce equivocadamente al concepto de ser alguien en la vida, aunque
rescato que muchos de estos creadores o influencers
nos enseñan, inspiran a ser
valientes y a ser auténticos lo cual me parece muy bien mientras que otros, por
el contrario, se van por el camino más fácil y ahondan en lo superficial y
banal sin llevar un mensaje con contenido a sus seguidores. Para muchas de
estas personas que reciben este contenido se ha convertido en una enfermedad generándoles
crisis de ansiedad porque no son nadie
en la vida, porque ven a muchos jóvenes de 15 o 16 años viajando, con
vidas “felices” económicamente resueltas y quien que está en el proceso de
desarrollo estudiando o en su trabajo de 8 horas al día en sus veintitantos
años siente ya que nos es alguien.
El ser, el tener y el hacer
Empecemos por entender estos tres aspectos fundamentales que
son muy diferentes entre sí con una muy profunda relación en su base para el
desarrollo personal.
Primero tenemos que ser: para ello es importante
preguntarnos ¿Quién soy yo?, y es muy sencillo saber la respuesta entendiendo
que no somos un título o un cargo profesional, soy el conjunto de experiencias
que he tenido a lo largo de la vida, algunas de ellas dejando marca para
siempre. La mayoría de las personas hemos tenido a lo largo de nuestras vidas
una serie de experiencias buenas y malas, éxitos y fracasos; esto nos lleva a
desarrollar un concepto acerca de nosotros mismos, pero la mayoría de las
personas que aún no saben en realidad quiénes son porque todavía no descubren
dónde se originan sus conflictos y los repiten a lo largo de sus vidas sin ser
conscientes de ello porque se interesan sólo en lo más básico que es vivir de
emociones confundiendo generalmente la felicidad con el placer.
Me gusta la frase: “Somos seres en construcción”. En mi experiencia
he comprendido que los problemas y tropiezos son retos que debemos superar y
hacen de mí una mejor persona si aprendo de ellos (esto es clave: aprender de
ellos). Sé que suena muy simple decirlo, pero para muchas personas no es fácil tanto
entenderlo y mucho menos aplicarlo. Conozco de muchas personas a mi alrededor
que ante las dificultades y retos siempre tienen una excusa como respuesta y
culpan a los demás de sus fracasos; no asumen la responsabilidad de sus
consecuencias, dejando que sus vidas se vuelvan un ciclo repetitivo donde no se
aprende nada y el cual sólo es posible salir si aprenden; por el contrario, van
entrando en mayores complejidades a la medida que avanza su edad. Esas personas
sufren porque están marcadas con experiencias muy dolorosas en su niñez,
adolescencia o aún tienen malas experiencias en su vida de adulto, esto se debe
en parte a que nosotros los seres humanos tenemos la tendencia a recordar sólo las
cosas malas que nos han pasado y no las buenas; todas estas experiencias
dolorosas y que no se logran perdonar o hacer un proceso de sanación para
cerrar esos ciclos hacen que desarrollemos un pobre concepto de nosotros
mismos, nacen sentimientos que nos indican que valemos poco, sentimos que la
vida no tiene sentido y dejamos que otras personas nos irrespeten y pasen por
encima de nosotros.
Yo descubrí quién soy a los 22 años de edad, puedo decir que
era el cúmulo de experiencias acertadas y de también grandes frustraciones a lo
cual no sabía darle un manejo adecuado, empezaba proyectos y al cabo de un
tiempo los abandonaba o peor aún, me saboteaba para fracasar, no era una
persona constante y me perdía en la búsqueda de otros rumbos para mi vida, a la
final pienso que era de aquellos que siempre encontraba una excusa o a quien
echarle la culpa de mis errores, tenía un concepto pobre de mí mismo, sufría en
silencio porque mi mente estaba llena de miedos y no confiaba en mis talentos.
Era un estudiante universitario y tomé la decisión de dar el primer paso,
aceptar quién era yo y qué quería de mi vida, fue muy difícil, traumático y
doloroso no solo para mi sino también para mi familia, dejar de llevar una vida
que no sentía que era mía y decir con mi voz este soy yo realmente, fue un acto de valentía, pero también
de sufrimiento y dolor que marcó nuestras vidas. Estudiaba quinto semestre de
arquitectura en la Universidad del valle, era muy aplicado y dedicado, me
encantaba lo que aprendía y lo que yo aportaba a la comunidad académica, tenía
una estabilidad económica que mi familia me ofrecía, pensaba que lo tenía todo
para ser ese alguien en la vida que muy equivocadamente buscaba ser, ¿pero
realmente quien era yo? Trataba de ser un buen hijo para mis padres, un buen
hermano, un buen sobrino, un buen nieto y un buen ciudadano, pero dentro de mi
estaba reprimido ese verdadero yo, que quería vivir sin sentir miedos, sin
sentirse juzgado, sin sentir rechazo; un ser que tiene todo para ser feliz y
amar, buscar su propio camino y construir un concepto mejor de sí mismo. De esa
época recuerdo los retos que tuve que afrontar, pero también lo importante que
fue contar con personas que te quieren sin esperar nada a cambio; de una manera
metafórica nací de nuevo al aceptar y ser quien yo era realmente, a partir de
allí tomé decisiones de vida y cada vez soy más consciente que debo estar
atento a los retos para asumirlos y aprender de ellos, no repetir los errores y
por el contrario crecer y construir un mejor concepto de mis mismo.
Recuerda que somos lo que somos de acuerdo al concepto que
tengamos de nosotros mismos, tenemos todo para ser seres excepcionales, con
gran capacidad y talentos, solo nos falta creer en nosotros mismos. Somos muy
valiosos.
Recordando un empleo que tuve, logré desarrollar mis
talentos y capacidades, pude trabajar en estos aspectos fundamentales para entender
que yo era muy valioso y mi trabajo así lo establecía, mi jefe me decía constantemente
que nadie es indispensable, dentro de
mi sabía que estaba muy equivocado, porque si bien para una empresa los
colaboradores estamos reducidos a números y porcentajes, en realidad somos más
que eso y es ahí donde la confianza, la autonomía y el saber hacen que esa persona
sea irrepetible e irremplazable; seguramente hay personas más capacitadas, con
mejores maneras de desarrollar un trabajo, pero ninguna es como yo, porque entendí
que más allá del cargo que tenía, era muy valioso por ser quien yo soy.
El hacer es la puesta en marcha de nuestras experiencias y
conocimientos para lograr nuestros objetivos, primero es saber quién soy, a
partir de ahí movernos para alcanzar nuestros objetivos, el hacer y el tener es
la consecuencia del ser, cuando tu vida tiene un propósito y te mueves para
ello, la manera con que haces las cosas y afrontas los problemas permite tener
mayor experiencia y dominio en determinados temas, adquieres una madurez y
serenidad para entender y buscar una solución inteligente a los retos que te
plantea la vida, por esa razón encuentro que formarse, estudiar, es una
trasversal en el ser, hacer y tener, porque el estudio te da las herramientas
básicas para no limitarse frente a los retos, el estudio alimenta el tener un
mejor concepto de ti mismo, te da la seguridad para dominar temas importantes, te da las
pautas para hacer las cosas de la mejor manera, y por último el tener el
conocimiento te impulsa a la búsqueda de resolver más incógnitas que van
surgiendo, haciendo que tu vida sea dinámica, no estática; es muy común ver hoy
en día personas que se quejan de no saber cómo hacer una transacción virtual
con su banco, como por ejemplo hacer un pago o una transferencia desde su
móvil, sin embargo no se proponen en aprender a hacerlo y retener ese
conocimiento que simplifica y mejora su calidad de vida, como también me
sorprende positivamente ver personas incluso de avanzada edad que se proponen
en aprenderlo y lo logran; la conclusión es que debemos tener motivación e
iniciativa en las cosas y de ello depende el concepto que tengamos de uno
mismo.
Te hago una invitación sincera a que aceptes quién eres, la
marcas que fueron muy duras a lo largo de tu vida míralas como experiencias que
te fortalecerán, aprende de cada una de ellas y no las repitas, somos únicos e
irrepetibles, valiosos, con una gran capacidad de crecimiento, encuentra a través
del conocimiento la fuente de energía que te mueve hacia donde tu intuición te
guie; alimenta tu espíritu con la oración, la meditación y la fe, instruye tu
alma con la bondad, empatía y el perdón, dedica a tu cuerpo la sanación y un
descanso necesario.
Soy el cúmulo de experiencias vividas, tanto buenas como
malas, de historias que marcaron mi camino con personas que aportaron a mi
vida, lo veo y lo siento en la capacidad de comprender como se mueve mi
entorno, la sensibilidad que desarrollo para percibir las energías, la
capacidad que tengo de enseñar y aprender de otros, la búsqueda incansable de
ser asertivo, inclusivo y dejar huella por donde exista, creo que eso realmente
responde a la pregunta ¿Quién soy?
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